Literartuber 2021 Relatos 10, 11, 12

Literartuber 2021

Relatos 10, 11 y 12








#LITERARTOBERRecuerdo


Recuérdame

De niña recuerdo perfectamente a mis abuelos y a mamá, cocinando, horneando, haciendo papel picado y decorando con gran esmero aquel pequeño altar que ponían en la entrada de la casa.

El ambiente que se respiraba era diferente esos días. Entre las flores de cempasúchil, veladoras y el copal e incienso que quemaban mientras rezaban, a todos ellos parecía reconfortarlos, en mi caso, la sensación que despertaba en mí era muy diferente. Estaba normalmente nerviosa... Aunque temerosa es la palabra más acertada, como que me daba un poco de miedo pensar que había almas viniendo a la casa. Entre más lejos estuviera de ese lugar en específico, me sentía mucho más tranquila.

Todos ellos querían inculcarme nuestras raíces, las tradiciones que se estaban perdiendo y más estando lejos de la tierra donde nacieron las generaciones anteriores. Jamás me obligaron pero quisieron enseñarme la razón de cada elemento que ponían, por si algún día quería participar.

Nunca me atreví a confesarles el motivo de mis miedos, de mi renuencia de estar con ellos celebrando el día de muertos como mexicanos viviendo en otro país.

Han pasado muchos años, mis abuelos se marcharon hace tanto que ya casi no los recuerdo. Hace meses el cáncer me arrebató a mi mamá y por primera vez he decidido hacer mi ofrenda, por ella… por todos ellos.

Tengo la sospecha que a mi hija menor le sucede lo que a mí me pasaba, y con calma y dedicación espero un día despertar también su curiosidad.

Quizá cuando yo me vaya, ella tome la misma decisión.

Estoy contenta de que volveré a sentir a mi madre y a mis abuelos cerca, ya que creo que si vienen estos días, ellos harán un gran viaje desde Mictlán y yo debo recibirlos como se merecen, con todo lo que les gustaba en vida y que vean que no me he olvidado de ellos.











 
#LITERARTOBERCerradura


No Es Solo Una Leyenda

Solo hasta ese momento, recordé lo que había olvidado. No sé quién, o cómo, la cerradura por primera vez estaba abierta y junto a la caja algo que todavía no asimilaba.

Mi abuela siempre nos dijo que jamás deberíamos abrirla, que si tenía que arriesgar mi vida para impedirlo, lo hiciera.

No era un simple cofre dónde ella guardaba sus secretos, joyas o algo de valor material. Yo creí esto cuando era niña, y me llevé tal susto cuando me gritó el día que quise abrirlo. Dijo que solo ciertas personas teníamos ese poder, y yo era una de ellas.

Guardianes... Repetía una y otra vez aquella palabra. Las mujeres de esta familia somos guardianes de lo que está ahí adentro, jamás, jamás debe salir o todo el mundo estará muerto.

Asustada y en mi inocencia le dije que aquella cajita era muy pequeña para ser peligrosa, y que si así era, porque una pequeña llave protegía su interior.

Ofendida me dijo que una llave jamás la abriría, que la cerradura que tenía y que impedía que saliera era mágica.

Con una sonrisa nerviosa se rió cuando le dije que si un hocus pocus o abracadabra serviría. Me habló de una magia mucho más fuerte, tan poderosa que ha pasado generación tras generación y está iba en aumento, y que yo sería mucho más poderosa que ella algún día.

En su momento creí que estaba bromeando, jugando conmigo. Cuando falleció inesperadamente, la heredé, cuando a mi padre le pregunté sobre los guardianes, no tenía idea de lo que le hablaba. Así que me olvidé de ella y la coloqué en una repisa junto a mis libros favoritos.

Y solo hasta el día de hoy, cuando la vi en el suelo roto, recordé las palabras de mi abuela.

Respiro con dificultad, mientras intento tranquilizarme y unos siseos a mi espalda hacen que cierre fuertemente mis ojos, creí que era solo una leyenda... Lo creí hasta esta noche, pero la estatua de mi hermano pequeño junto a mi lado me dice que es muy real.













#LITERARTOBERBolaDeCristal


Adivina, Adivinadora

Nunca he sido de ir a las ferias, debo reconocer que en parte es por ese miedo irracional que le tengo a los payasos, pero mis amigas insistieron tanto que me fue imposible seguir negándome. La verdad prefería quedarme en casa, viendo una peli con palomitas en mi cama.

Les tenía que dar crédito, no estaba tan mal y era más como esas ferias frikis dónde los espectáculos eran diferentes a lo que había visto antes, era más del estilo medieval. Ya estaba cansada cuando vimos la carpa de la adivina, todas dijeron que querían que les leyeran su futuro, yo como no creo en eso intenté perseguirlas para que nos marcháramos.

Era o mejor dicho, la vi como gitana fanfarrona, al ver que en el centro de la mesa tenía una bola de cristal.

Yo fui la última a la que le leería su futuro, y decidió hacerla con ella, no con la mano o cartas como lo hizo con ellas. Se concentró y la mirada que puso, más que asustarme me dio risa.

—Mi niña, cuánto lo lamento.

Y sin agregar más se puso de pie y nos dejó ahí como tontas. No comprendimos su reacción.

Comenzaba a oscurecer y teníamos que tomar carretera para regresar a la ciudad, todo parecía estar bien, y cuando se supone que por el tiempo transcurrido debíamos llegar a casa, nos dimos cuenta que no era así. Estábamos de regreso a la feria.

Quizá tomamos una curva equivocada... 

Todas las veces que lo intentábamos regresábamos a la maldita feria. Esto era una locura, no podía estar sucediendo.

Estábamos histéricas, era como si estuviéramos en una pesadilla de la que no se puede salir, hasta la última vez que regresamos, una figura alta y delgada se acercó.

—Mientras ella esté con ustedes —me señaló— no se podrán marchar de este lugar.

—¡Viejo pirado! —alguna de mis amigas gritó.

—Ha sido elegida y no la dejará marcharse.

—¿Quién me eligió? —pregunté con temor.

—El demonio que habla a través de la bola de cristal, eres suya ahora y te ha reclamado.











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