Yo Escribo Junio


Yo Escribo Junio BFD


Mancha / Auto / Oscuridad / Pantano





Hola!!!

Un mes más ha llegado y con ello mis cinco relatos de este reto de escritura, bueno esta ocasión son 6 por el relato en continuación que queda fuera del reto, pero que seguiré escribiendo con el mismo formato hasta tener el borrador de todo el esqueleto de la historia, así que por eso hay un relato más con las 4 palabras.

El relato donde uso las cuatro palabras sé que es mucho más extenso de lo que dicen las reglas, pero esas existen para romperse no???, y bueno como va en continuación con los meses anteriores estoy metiendo más detalles debido a que mi intensión es convertirla en novela en algún momento, incluso ya tengo relatos que son previos (que compartiré en algún momento jajaja).

Pero bueno, aquí los tienen!!!










Mancha / Auto / Oscuridad / Pantano


No Exactamente

No sé cuántas horas llevamos caminando, mis pies me duelen muchísimo y estoy casi segura que hasta ampollas ya tengo, daría lo que fuera porque Jordan tuviera un auto, así dejaría de martirizar a mi cuerpo y podría descansar. Aparte que la oscuridad ya se cierne sobre nosotros y podríamos ser presas más fáciles ya sea de mí manada o de alguna otra especie que hay en el lugar. Incluso en un momento que estuve tentada en decirle que me podía transformar y llevarlo sobre mi, aunque desistí antes de decirlo en voz alta, el tipo es grande y con lo maltrecha que estoy en estos momentos no creo poder soportar su peso, vamos, ¿a quién quiero engañar? Yo creo que ni estando descansada y sana podría hacerlo, y la pata... Pierna estando en estas condiciones, simplemente es un sueño guajiro.

—¿Falta mucho?

Creo que después de la quincuagésima vez que le he preguntado lo mismo, ya no se digna a que me conteste, solo gruñe y me dirige una pequeña mirada, pero llena de furia, que si fueran navajas, ya estaría muerta desde hace mucho, así que es mejor plantearme mejor cómo acercarme a él si es que deseo tener respuestas.

—¿A dónde vamos?

—Si no guardas silencio pequeña, tendré que ir en contra de mis principios y desapareceré tu cuerpo en el pantano al que estamos a punto de llegar —gruñe su respuesta de pocos amigos.

—¿Hay un pantano por aquí?

Se supone que desde niña, muchos se encargaron de enseñarme a la perfección todos estos terrenos, aunque el cansancio, el hambre que tengo y que cuando hui me perdí un poco, en realidad es que no tengo la menor idea en dónde nos encontramos.

—Si... No —se detiene de golpe y choco contra su espalda— no tengo idea, había...

—¿Estamos perdidos?

—Mmm no.

—No te escucho muy convencido.

—Mira pequeña —se me queda viendo y tengo la impresión que está contando mentalmente— si no me hubieras atosigado con tantas preguntas molestas, hubiera estado más concentrado y...

—¡Me lleva... Estamos perdidos!

—No necesariamente.

—¿Entonces si sabes dónde estamos?

—No necesariamente.

—Me tenía que rescatar un gran conversador.

—No...

—No te atrevas a contestarme con tu «no necesariamente», —lo interrumpo— que soy capaz de encontrar ese pantano o cavar en la tierra...

—Si me dejaras hablar.

—Oookay.

—Y sí, no necesariamente estamos perdidos, más o menos sé dónde estamos y si estoy en lo correcto, sé quién puede ayudarnos en este momento.

—Pues Don No Necesariamente, temo decirte que mis pies ya no pueden dar un paso más, quizá si pudiera...

—No te atrevas, en primer lugar podrían olerte y en segundo, a dónde nos dirigimos no le gustan los perros.

—Oookay vaquerito, para empezar que descortés, que me llames así, y segundo, quizá en cuatro patas podría andar más rápido y así ya no te atrasaré mucho más, en esta forma ya no puedo dar un paso más.

—Eso se puede solucionar fácil.

Se voltea y como si fuera un bulto me echa sobre su hombro izquierdo y comienza a caminar muy rápido. Intento resistirme al principio, pero a pesar del aroma que desprende todo su ser, hay algo en él que me gusta y para no hacer la carga más pesada, intento no moverme mucho.

—Y lo de los perros no es cosa mía, jamás me atrevería a decirte así pequeña, ella es quien los considera así.

—Y ya que no le gusta lo que yo soy, ¿Por qué vamos entonces para allá?

—Me debe un favor y bueno, ella está de nuestro lado.

—¿Cuál lado? De qué me estoy perdiendo.

—Creo que no conoces toda la profecía, bueno, no me extraña, solo debes conocer la parte que eres La Elegida que ayudará a tu pueblo, ¿Estoy en lo correcto?

—Algo así.

—Pues resulta que hay más, mucho más, no solo engendrarías al líder de tu manada, él o ella será... —me baja de su hombro y me coloca frente a él— depende de quién lo críe, puede ser la salvación o perdición de muchas razas, del mundo que conoces —pone un dedo sobre mis labios— no te asustes, yo soy de los buenos, pero hay hadas y lobos que... Desde antes que nacieras te han manipulado y no solo a ti.

—Pero, ayer debí concebirlo.

—No necesariamente.

—¿Volvemos a lo mismo?

—Es cierto que la luna roja favorecía la situación, como iba a ser tu primera transformación para los tuyos tenía otro significado, pero... Bueno, esa brecha para que nazca es más amplia y no, —me interrumpe antes de que hable— a mi no me corresponde contarte esto y creo que he hablado de más, pero entre más fuerte tu seas... 

—¿Qué sucederá?

—Será mejor que continuemos nuestro camino.

Y sin esperar a que dijera algo más, me volvió a cargar y siguió caminando, ya guardé silencio al igual que él, aparte que lo poco que me dijo está repitiéndose una y otra vez en mi cabeza intentando entender lo que me quiso decir.

—Llegamos.

Estamos frente a una casa, o lo que debería ser, es más bien una choza que se cae de vieja a pedazos.

Caminamos durante toda la noche y comienza a amanecer.

La puerta se abre y sale una mujer, su ropa tiene una gran mancha que parece ser de sangre que me provoca escalofríos y me causa temor e incertidumbre sobre en dónde me estoy metiendo.









Mancha / Auto / Oscuridad / Pantano


Desaparecidas

Nunca me ha gustado conducir en la noche, es cierto, no tengo visión de águila, pero tampoco estoy tan ciega como un topo. Si Alexis no me hubiera entretenido con un "rapidín" de despedida, habría salido a buena hora de casa y no estaría aquí en estos momentos.

Según mi madre no hay nada peligroso y nunca ha pasado nada, pero estoy casi segura que jamás a estado aquí, en la noche por lo menos, cuando la oscuridad es tan densa como si fuera niebla, que la visión es casi nula, no pensaría lo mismo, bueno, durante el día tampoco se ve muy tranquila la zona que digamos y se le sumamos que soy una cobardica, es que me urgen salir de aquí.

Al pantano hay que tenerle respeto, porque un descuido y no quiero imaginar que pueda suceder, quizá hasta cocodrilos haya y no dudo que hasta algún cadáver que quisieran desaparecer.

Le subo el volumen a la radio, está sonando una de mis canciones favoritas, así que comienzo a cantar fuertemente y no muy afinada que digamos, pero ya que no hay nadie que me escuche no me importa, y aunque hubiera, que me critiquen.

Solo ruego que el auto no me haga una de las suyas y me deje tirada como tantas veces lo ha hecho. De repente choca algo en el parabrisas e intento limpiarlo y lo único que provocó es una gran mancha frente a mi. Apago el motor y dudando bastante, con temor, sé que no me queda otra que bajar y limpiar para seguir mi camino. Busco algún trapo en la guantera, a falta de algo más práctico tomo la mascada de mi cuello y salgo a la noche fría.

—¿Te has perdido?

Esa voz...

—¿Nos has extrañado?

Ahí están

¡No puede ser! Hace casi un año desaparecieron y nunca se supo más de ellas ni encontraron sus cuerpos. Las autoridades cerraron el caso a los meses y hasta sus familias se despidieron de ellas.

No pueden estar vivas, de eso estoy casi segura a pesar de la distancia. A Katty le falta por lo menos una mano y María Elena gran parte de una pierna. Sin pensarlo mucho me subo al auto, lo enciendo y no me importa nada, paso por encima de ellas, si no estaban muertas, ahora sí deben estarlo. De vez en cuando veo el retrovisor, solo para comprobar que sigo sola y no vienen detrás de mí.










Mancha

Cena Romántica

Nunca he sido muy escrupulosa con la limpieza, en realidad poco tiempo me queda para ello, el trabajar todo el día y por las noches y fines de semana estudiando la maestría me es imposible, es por eso que una señora viene a trabajar tres veces a la semana a casa, haciéndome la compra, poner la lavadora y mantener en orden mi desorden.

Vida romántica, es que no tengo la menor idea de que es eso, así que esta cita es un regalo de los dioses, aparte que el chico me encanta y es un bombón que quiero comerme. Todo iba bien hasta que mis manos temblorosas volcaron el vino tinto sobre mi vestido blanco. Usar agua fue mala idea, la mancha se extendió horrible y él muy amable me trajo algo de ropa deportiva, para lavarlo, no ví nada de malo en eso y se lo agradecí.

Ahora estoy en casa frotando fuertemente. Si el vino es difícil de sacar, la sangre es peor. El desgraciado me agredió... Intentó hacerlo cuando me estaba cambiando de ropa, forcejeamos mientras intentaba escaparme de sus manos, resbaló y se golpeó en la cabeza, pero antes de caer al suelo me abrazó. No sé si está bien o ha muerto, yo salí corriendo de su casa y estoy aquí a las tres de la mañana intentando sacar la mancha de mi vestido.









Auto

Noche De Chicas

Aún recuerdo el infierno que fue que mi padre me enseñara a conducir hace algunos años, era grito tras grito, incluso intenté desertar de su enseñanza, pero eso fue imposible, no me dejó.

Y sí, aprendí a conducir bien, pero tenía tanto pánico hacerlo, que realmente casi nunca lo hago.

Un día Carol, mi mejor amiga me dijo que su marido había salido de viaje y como el mío tenía guardia en el hospital, era la noche perfecta para una noche de chicas.

Nos quedamos de ver en un bar, cuando cerraron el lugar, ambas estuvimos de acuerdo que aún era temprano para regresar, pero en cuanto salimos me da las llaves.

—Mejor maneja tú, ya hace mucho no lo hago.

—Yo no sé.

—¿Y cómo llegaste aquí?

—Me trajo un vecino aprovechando que su auto no funcionaba y que trabaja cerca de aquí.

En cuanto puse la llave en el encendido y la giré, una corriente recorrió todo mi cuerpo y puse inmediatamente el acelerador. Esta noche de chicas, estaba a nada que nos convirtiéramos en la nuevas Thelma y Louise... Por desgracia un bote de basura y un césped se atravesó en nuestro camino, pero quién nos detuvo fue un buzón y el porche de una casa, lógicamente los dueños de la casa prendieron sus luces inmediatamente y no había manera que nos pudiéramos escapar de esta..

No quiero imaginar el grito en el cielo que pondrá el marido de Carol que tendrá que sacarlo del corralón, pagar los arreglos de la casa y los pequeños golpecitos que tiene su automóvil, ambas sabemos que lo quiere más que a su mujer y por eso en un acto de rebeldía ella decidió sacarlo esta noche.









Oscuridad

Tú Corazón

Nunca le he tenido miedo a la oscuridad, mis ojos jamás han visto la luz. Así nací y aprendí a vivir con ello.

Quizá no conozca los colores, y aunque mis demás sentidos se han desarrollado más, sé que no es lo mismo, no podré distinguir sus rostros o conocer todas esas formas que no conozco, pero nadie como yo, para reconocer los latidos de tu corazón y saber cómo te sientes, o notar esas pequeñas variaciones que sueles tener cuando estás triste, enamorada, alegre emocionada, enojada... Bueno cuando esto sucede, hasta los vecinos se enteran de ello.

Se que te acercas a mi por la cadencia de tus pasos y ya ni decir de tu dulce aroma que distingo con mucha anticipación. Eres mi mundo, el amor de mi vida.

En el veterinario, todos juraban que nadie me adoptaría, ¿Quién en su sano juicio adoptaría a un gatito ciego? Solo alguien con un gran corazón, en cuanto me viste, me abrazaste y nunca me soltaste, adaptaste tu hogar, para que fuera apto a mis necesidades, incluso, trajiste con nosotros a un hermanito para que me ayudara y me guiara cuando tú tienes que ir a trabajar.

Vivo en la oscuridad, mis ojos no pueden ver la luz, pero tú amor es suficiente para nunca tener miedo.









Pantano

Manchas

—Amor, ¿Recuerdas que hace unas semanas te dije que el jardín parecía una selva?

—¿Cuándo me dijiste eso?

—Hace varias semanas y te lo he dicho mínimo una docena de veces, y me dijiste que podarías el pasto.

—Ahora sí, el próximo domingo, antes del partido, te prometo que lo hago.

—¿Podría ser antes?

—¿Es muy urgente?

—Pues es que ahora con las lluvias, eso ya parece un pantano, y te informo que manchas, al que acabas de bañar se ha metido ahí y no quiero imaginar en qué condiciones va a salir.

—¡Manchaaaaasssss! —grita al tiempo que sale corriendo de casa

—Ven Manchas, es hora de comer, mientras papi limpia y te busca en el jardín.









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